El Papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril en Italia, llegó a revolucionar la figura del máximo pontífice a lo largo de la historia. Tras su llegada al Vaticano fueron muchos los cambios que se observaron, tal es el caso del trono papal que cambió por una silla de madera porque se negó a usar la estola roja bordada en oro.
Además, se convirtió en el primer Papa en portar un anillo de plata en lugar de oro. También fue el primer latino en llegar a este importante lugar dentro de la Iglesia Católica. Sin embargo, a pesar de todos estos cambios, lo que verdaderamente causó polémica y atrajo la atención del mundo entero fue cuando rechazó el crucifijo de oro que por muchos años fue símbolo papal.

¿A quién perteneció la cruz de plata que llevaba el Papa Francisco?
El Papa Francisco optó por usar una cruz de color plata que esconde un escalofriante secreto sobre su pasado y él mismo lo contó. Dijo que dicha cruz lo acompaña desde décadas atrás y le ayuda a luchar en contra de los malos pensamientos.
El sumo pontífice reveló que perteneció al padre José Aristi de la parroquia del Santísimo Sacramento en Buenos Aires, famoso por confesar en dos ocasiones al Papa Juan Pablo II durante sus visitas a Argentina.
“En aquel tiempo yo era vicario general. Cada mañana iba a ver el fax para ver si había alguna noticia importante. En la mañana de Pascua, leí un fax del superior de la comunidad, el cual decía que media hora antes de la vigilia pascual, falleció el padre Aristi a los 96 años. El funeral será tal día y la mañana de Pascua debía almorzar con los sacerdotes de la casa de reposo. Lo hacía habitualmente en Pascua y luego me dije, iré a la iglesia. Era una iglesia grande, muy grande, con una cripta bellísima”, relató su Santidad.

¿El Papa Francisco robó la cruz de plata que usaba?
Cuando el Papa llegó a la iglesia, se dio cuenta de que no había flores para adornar el ataúd de quien había otorgado el perdón a miles de creyentes. Así que corrió a una florería cercana para comprar algunas.
“Volví y comencé a preparar bien el ataúd con flores y vi el rosario que tenía en la mano. Y de pronto se me vino a la mente ese ladrón que todos tenemos dentro. Mientras acomodaba las flores, tomé la cruz del rosario y con un poco de fuerza logré arrebatarla. Desde ese momento la he guardado y he dicho, dame la mitad de tu misericordia. He sentido una cosa fuerte que me dio el coraje de hacer esto y de hacer esta oración”, confesó Francisco.
“Luego, esa cruz la puse aquí, en el bolsillo. Las camisas del Papa no tienen bolsillo, pero yo siempre llevo aquí una pequeña bolsa de tela, y desde aquel día hasta hoy, esa cruz está conmigo. Y cuando me viene un mal pensamiento contra cualquier persona, la mano la llevo aquí, siempre. ¡Y siento la gracia! Siento que me hace bien. Cuánto bien hace el ejemplo de un sacerdote misericordioso, de un sacerdote que se acerca a las heridas”. Esta cruz lo ayudó a continuar en su camino y a convertirse en un papa ejemplar.