La Leyenda de la Mulata de Córdoba. ¡Así fue su misteriosa desaparición!

Acusada de brujería y de tratar con la magia negra, Soledad fue condenada a muerte, pero ocurrió un hecho inesperado que la convirtió en ‘La Mulata de Córdoba’.

Por: Carolina Loaiza | TV Azteca Digital
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Leyenda de la Mulata de Cordoba
Crédito: Pexels

México es un país repleto de leyendas, algunas son más tenebrosas que otras pero siempre hay alguna en cada estado de la república, y el puerto de Veracruz tiene una de las más famosas: la Leyenda de la Mulata de Córdoba.

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En pleno siglo XVII, las personas mestizas no eran bien viatas por la demás población, y Soledad era una de ellas. Soledad era una misteriosa mujer que vivía en Córdoba de los Caballeros, y que a pesar de no meterse con nadie, todos la miraban con desaires, mientras que entre las mujeres existía cierta envidia, pues se decía que tenía una belleza impresionante.

Soledad, quien vivía alejada del bullicio en uno de los montes más altos de la ciudad, también se dedicaba a curar a base de hierbas y con diversos remedios medicinales, hecho que le comenzó a crear la fama de que practicaba la brujería.

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Dada su belleza, Soledad contaba con numerosos pretenientes, entre ellos, Don Martín de Ocaña, alcalde de Córdoba, quien la intentó conquistar en más de una ocasión, y se dice que incluso le pidió matrimonio, pero ella lo rechazó rotundamente en diversas ocasiones.

Soledad fue acusada de practicar magia negra

Ante su negativa, el alcalde se aprovechó de lo que hablaban de ella y la acusó de brujería con las autoridades del Santo Oficio; pues además, aseguró que le había dado una pócima para hacerlo perder la razón, por lo que las autoridades la tomron presa y la llevaron a las mazmorras de San Juan de Ulúa.

En dicha cárcel permaneció encerrada, pues las autoridades la declararon culpable de practicar magia negra; su sentencia fue ser quemada viva con leña verde en presencia de todos los ciudadanos.

Sin embargo, una noche antes de ser quemada, pidió al guardia que la custodiaba un carbón para dibujar en la pared. Lo que trazó sobre las piedras fue un gran barco listo para zarpar, y al momento de preguntarle al guardia qué le faltaba a la embarcación, él respondió ‘que navegue’, a lo que ella contestó: ‘mira cómo navega’. En ese momento, el barco comenzó a moverse y ella se trasladó de alguna manera hasta el dibujo para desaparecer a plena vista del guardia.

Al día siguiente, encontraron al guardia totalmente enloquecido y a Soledad jamás se le volvió a ver.

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