Cada 21 de septiembre, nuestro país rinde homenaje a los héroes del ring con el Día Nacional de la Lucha Libre. Esta fecha es especial porque recuerda la apertura de la icónica Arena México en 1933, el “templo” de la lucha libre. Aquí, figuras legendarias como El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras se convirtieron en íconos nacionales.
¡El Hijo del Santo nos visitó para platicarnos sobre su gira de despedida!
Más que deporte: un fenómeno cultural
La lucha libre en México no se trata solo de acrobacias o golpes, es una forma de expresión artística. Con su mezcla de teatro y deporte, los luchadores construyen historias que emocionan al público. ¿Sabías que en 2018 la lucha libre fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México? Un reconocimiento más que merecido para un espectáculo que combina habilidad física, creatividad y tradición.
Aunque algunos pueden pensar que es solo un “show”, la lucha libre es mucho más. Es un ritual que reúne a familias enteras, donde los niños sueñan con ser los próximos ídolos enmascarados, y los adultos reviven las memorias de sus luchadores favoritos.
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Leyendas que no se olvidan
Desde las carpas ambulantes hasta las arenas más grandes del país, la lucha libre ha evolucionado, pero su esencia sigue intacta. Figuras como El Santo, Mil Máscaras, y Blue Demon abrieron el camino, pero también recordamos a otros grandes como Atlantis, Dr. Wagner Jr., Canek, y el Perro Aguayo. Cada uno de ellos ha dejado una huella imborrable en la historia de este deporte-espectáculo.
Muchos de ellos también trascendieron el ring para aparecer en historietas, películas y videojuegos. ¿Quién no ha visto alguna de las míticas películas de El Santo luchando contra vampiros o extraterrestres? ¡Es parte de la magia!
El legado continúa
Hoy, al celebrar el Día Nacional de la Lucha Libre, reconocemos a esos guerreros enmascarados que se lanzan al cuadrilátero para regalarnos fuertes emociones. Cada combate es una muestra de destreza y pasión, una continuación del legado que los pioneros comenzaron. Así que, ¡felicidades a todos los luchadores de ayer, hoy y siempre!