A Cada Quien Su Santo | Día de Milagros
Lorena ve todo con amargura, mientras Marisol disfruta de la cercanía con su nieto David. Una relación que crece, pero que Lorena no aprueba.
Lorena vive atrapada en la amargura y el reclamo, viendo la vida a través de un cristal oscuro. En cambio, Marisol se llena de alegría al disfrutar de su nieto David, cuya simpatía e ingenio la cautivan. Su vínculo se fortalece día a día, pero Lorena no puede aceptar la cercanía entre ellos.